Fin de semana de estudio

Os he dicho varias veces que cuando tenía un mal día y me sentía triste, no tenía más que ponerme a ver viejos capítulos de Sobrenatural, reírme un rato con ellos y gritarles inútilmente en los momentos de tensión donde estaba el asesino, porstelgeist, fantasma cabreado o demonio de turno. Se me pasaban los malos rollos de la cabeza y volvía conectarme al mundo con mas fuerza. 

Pues bien, tengo otro remedio para los días en que me siento encerrada, idiota, paranoica y sin concentración. Salgo al pequeño balcón que mi madre ha llenado de plantas, me siento en la silla de madera, apoyo los pies en la barandilla y me pongo a leer. Siempre son libros que ya he leído, que me han encantado y no dejan de gustarme. Leo hasta que ya es difícil distinguir las letras y entonces busco hacerles pasar un buen rato a mis padres. Después, estudio, bailo, escribo o lo que quiera que sea sintiéndome mejor.

Hoy me he sentido abrumada por los sentimientos y no me he encontrado nada para desahogarme.

Espero ver otra vez la luna esta noche como hice ayer. Verla en la ciudad, cuando es tan difícil y normalmente la ves en el pueblo en verano me ha alegrado muchísimo. Creo que debería haber nacido en la época del romanticismo, con Byron, Becquer y Egdar Alan Poe. Pero no es mi culpa que me encante mirar el cielo. Mi padre desde pequeña me ha enseñado cada costelación, contándome sus historias y leyendas, pegándome estrellas que brillan en la oscuridad en el techo de mi cuarto, llevándome al campo para poder verlas en todo su esplendor. Sin contar todas las noches de verano, debajo de ellas, hablando con los amigos, haciendo locuras, en definitiva, siendo feliz. 

Por eso espero ver esta noche otra vez la luna y alguna que otra estrella. A ver si se me va tanta tonteria de la cabeza y me puedo poner a estudiar ya!

Me voy a ver Juno, y después, a estudiar. Eso espero